El exilio y el olvido


EL EXILIO Y EL OLVIDO


Durante dos meses Álvaro, Ascensión y la hija de ambos, de 10 años de edad, viven en Francia, primero en Vernet des Bains y después en la localidad de Le Havre. El 16 de mayo de 1939 embarcan en Saint Nazaire y el 1 de junio la familia llega a Veracruz. Su situación económica es precaria e inmediatamente se dirigen a México DF. Álvaro busca trabajo y, en un primer momento, se dedicará a vender libros de una editorial de Derecho.

En 1941 la diputación de las Cortes pasa a México, donde Álvaro se convierte en secretario de la institución. En 1943 funda, con otros seguidores de Martínez Barrio, el grupo político «España con honra», que publica un periódico del mismo nombre.

Ahora sí que Ascensión Chirivella a pasado un segundo plano y poco se sabe de su vida en México. Los años de la guerra fueron muy duros para ella. En 1936 perdió a su hermano Manuel y en 1939 a su padre, ambos de muerte natural. Lejos de su familia y de sus amigos, en un país extraño, y con una hija adolescente, es muy probable que se recluyera en el hogar. No consta que en México se dedicara al derecho.

En 1947 Álvaro entró a trabajar como asesor jurídico en el Instituto Mexicano del Seguro Social. En enero de 1952 Ascensión Chirivella regresó por primera vez a su tierra, donde permanecería durante unos meses, entre Valencia y Segorbe. El viaje había sido posible gracias a que su familia había recogido firmas (hasta cinco) de antiguos compañeros de Ascensión para que Franco le permitiese entrar en España. Cuando llegó a Valencia, amigos y familiares se desplazaron para saludarla a la estación. Allí fue recibida con aplausos y flores.

Fueron unos meses muy felices, pero eran el preludio del mayor golpe en la vida de Ascensión. Unos meses después, ya en 1953, Álvaro Pascual-Leone fallece a los 57 años en la capital mexicana. A partir de ese momento Ascensión se sumerge en una profunda depresión que la acompañará durante el resto de su vida. Años después sufrió un accidente cerebral vascular que le dejó secuelas de por vida. Únicamente los viajes a Valencia le devolvían algo de su antigua ilusión. Pero su familia ya nunca volvió a reconocer a la mujer vitalista de 1952. El 9 de abril de 1980, a los 87 años de edad, Ascensión Chirivella falleció en México DF.

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